Salí de Trincomalee lo suficientemente pronto para llegar a Dambulla con tiempo para poder encontrar algun sitio en el que dormir, aparte de la ciudad de Anuradhapura donde ya habia estado, en Sri Lanka hay 3 otras ciudades históricas: Polonnaruwa, Dambulla y Sigiriya. Habia decidido saltarme Polonnaruwa para ver tanto Dambulla como Sigiriya, sabiendo que las visitas iban a ser carísimas, tenia que decidir 2 de las 3 visitas “obligadas.”

Sin darme cuenta a las 6 de la tarde había ya visitado la atracción básica de Dambulla, y no me quedaba más que ver el pueblo de Dambulla, el cual no tiene nada de especial y he de decir que es bastante feo, me recordó al prototipo de ciudad India: una avenida principal y MILES de comercios a pie de calle, mucho movimiento de coches CONSTANTE y con el claxon siempre sonando a tope.
Al dia siguiente cogí un autobús hacia Sigiriya. Llamada originalmente Sihigari (Roca de la memoria), y luego llamada Sigiriya (roca del león), esta increíble formación geológica es el resultado del magma enfriado de un antiguo volcán que había en la zona. En lo alto de esta roca plana, a 200metros de altura de las planicies de la provincia norte, hay dos teorías de lo que hubo. Por un lado se dice que el rey Kassapa (alrededor del año 500 D.C.) lo construyó como residencia real en la que poder refugiarse sin ser asediado. Otra teoría dice que fue utilizado como monasterio y templo budista durante siglos. De cualquier manera, en lo alto de la roca hay una construcción de un complejo ( templo o palacio) con una piscina y unas vistas absolutamente increíbles. Es bastante increíble ver que en lo alto de esa roca hubo en algun momento algun loco que quiso construir algo, y no puedo dejar de imaginarme y pensar en cómo diablos construyeron semejante complejo en lo alto de esa montaña a la cual el acceso en su momento debía ser increíblemente difícil, ahora mismo está ayudado por unas escaleras metalicas que han incrustado en las paredes de la roca para subir hasta arriba. Al igual que todas las ruinas, aunque es increíble y maravilloso, es bastante caro, unos 30 euros, lo que hace que al ver que las ruinas que quedan no superan el metro de altura uno se sienta de nuevo un poco decepcionado. No obstante, el sitio es increíble.
Volví a Dambulla listo para moverme hacia Kandy, la segunda ciudad más grande e importante de Sri Lanka. Mrs Badra, la anciana de Oasis Guesthouse se autoproclamó mi madre de Sri Lanka, y con un afectivo abrazo me despedí de ella, QUE VIEJITA MAS MAJA!!
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